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domingo, 12 de junio de 2016

PASEANDO POR EL VALLE DE ARÁN. EL MONTCORBISSON Y LOS LAGOS DE BACIVÈR

El Montcorbisson desde Vielha
En estas últimas dos semanas, estoy haciendo algunas rutas clásicas en el valle de Arán, descubriendo zonas y reconociendo el terreno. Algunas a pie, y otras en BTT. En este sentido, el Valle es un lugar perfecto para la práctica de actividades de montaña en general; en invierno, además del esquí alpino y de fondo en la estación de Baqueira, podemos practicar esquí de montaña, alpinismo, escalada en hielo, rutas con raquetas de nieve, e incluso escalada en roca en las zonas más bajas o al otro lado del túnel de Vielha. Fuera de la temporada invernal, es el momento de la escalada en roca, el descenso de barrancos o la BTT, con rutas exigentes y descensos bastante técnicos.
El Montcorbisson desde el parking
El otro día, hice una ascensión relámpago en menos de dos horas al Montcorbisson, con Carol y los perritos. Es una modesta montaña situada sobre Vielha que apenas mide 2175 metros, y las reseñas que había visto de la ascensión calculan de 2h30' a 2h45'.
La ascensión es bastante sencilla técnicamente, se trata sólo de caminar. Y el desnivel desde el parking de la Bassa d'Oles sólo es de unos 570 metros de subida y lo mismo de bajada. Pero a pesar de no ser una actividad larga, difícil o compleja, es casi imprescindible por las vistas que hay de todo el valle, el sector N del Parque Nacional de Aigües Tortes, Montarto, el circo de Colomèrs, Maubèrme, Aneto y Maladetas... Nosotros lo hicimos en 1 hora 45 minutos, sin prisas ni agobios, paseando con los perritos.
Primeros pasos al salir del parking de Orri
Y dos días después, me voy a hacer otro paseo con dos amigos de toda la vida que también viven en el valle de Arán. Esta vez, el paseo es bastante más largo, aunque tampoco es una actividad muy técnica ni exigente: La subida a los lagos de Bacivèr desde el aparcamiento de Orri, atravesando parte de la estación de esquí de Baqueira. El día no prometía nada a primera hora, y subimos hasta el parking mirando al cielo cubierto de nubes; al llegar a Orri, el cielo seguia cubierto, pero parecía que quería abrir. Nos pusimos en marcha poco antes de las nueve, por un sendero bien marcado en subida ligera pero constante. En un rato llegamos al primero de los lagos, el Lac de Bacivèr de Baish.
El Lac de Bacivèr de Baish entre las nubes
Seguimos subiendo hacia los lagos de más arriba. En ese tramo, el cielo se abrió finalmente, y empezó a dar el sol poco antes de llegar al llano donde están los Lacs de Naut de Bacivèr. Allí hicimos un pequeño descanso para comer algo, y aprovechamos también para quitarnos algo de ropa porque el sol ya picaba. Por detrás de nosotros quedaba el mar de nubes cubriendo el resto del Valle. Desde ahí, aún nos quedaban unos 170 metros de desnivel hasta el collado que se asoma a la vertiente del Pallars, hacia los llanos de Isavarre. Para llegar hasta ese collado, se veía el camino que debíamos seguir a través de unos neveros y remontando la ladera. Y 50 minutos después llegábamos a la collada dels Estanys del Rosari, donde encontramos un enorme nevero hacia la vertiente pallaresa. La bajada por ahí parece imposible por ahora, quizá más avanzado el verano. Desde el collado, subimos a la cota que hay al norte, sin nombre en los mapas, quizá a unos 2530 metros.
Tulu en la collada dels Estanys del Rosari

Desde esa cota empezamos la bajada, viendo marmotas, parando otra vez en los Lacs de Naut para comer y abrigarnos, y bajando después del tirón hasta Orri porque entrábamos de nuevo en la nube.
Una actividad larga, de 6 horas, 660 metros de subida y 660 metros de bajada, aunque nos la tomamos con mucha calma. Pero merece la pena porque se desarrolla en un entorno increíble pese a estar 'al otro lado' de una estación de esquí.

jueves, 9 de junio de 2016

BESIBERRI NORTE (3015 M)

La cresta de los Besiberris

Después de una buena temporada sin escribir, aquí estoy de vuelta con una ascensión pirenaica bastante exigente, el Besiberri Norte desde el parking de Conangles, cerca de la boca sur del túnel de Vielha. Desde la última entrada del blog, entre otras cosas me he trasladado a vivir al valle de Arán; en Asturias no hay trabajo, así que tuve que irme de allí, lamentablemente...
Pero vamos a lo que nos ocupa hoy, el Besiberri N. La ascensión desde el aparcamiento supone 1580 metros de subida y lo mismo de bajada, y se puede dividir en tres zonas bien diferenciadas: la primera parte por el Bosc Negre, la segunda parte desde el Estany de Besiberri hasta el Estanyet, y la tercera desde ahí a la cima.
El Barranc de Besiberri
Al poco de empezar la marcha, entramos en el Bosc Negre, y vamos recorriendo un camino en ligera bajada hasta que llegamos al Barranc de Besiberri, el torrente de desagüe del Estany de Besiberri. Ese tramo, de unos 500 metros de desnivel, se me hizo bastante ameno y rápido. Hay que atravesar el bosque, aún a la sombra a primera hora de la mañana, y cruzar el torrente por una plancha de hormigón a modo de puente. A nuestra espalda, van apareciendo algunos tresmiles del macizo del Aneto: primero el Tuc de Mulleres, más adelante el pico Russell, Ballibierna, Tempestades e incluso el Aneto. El camino va ganando altura fácilmente, hasta que llegamos al rellano horizontal donde se encuentra el Estany de Besiberri. Ahí salimos del bosque y se abre una gran perspectiva ante nuestros ojos, todo el valle glaciar con los lagos, el circo al frente y la cresta de los Besiberris coronando la escena. Esta segunda parte de la ascensión es, con diferencia, la más sencilla. Se trata de un agradable paseo por un prado alpino junto al lago, con suaves repechos al remontar el torrente hasta el Estanyet de Besiberri. En este tramo, apenas subimos 180 metros de desnivel...
Pico Russell y Tuc de Mulleres desde el Estany de Besiberri
A partir del Estanyet, empieza lo más duro. Todavía faltan 850 metros de subida por una zona casi sin caminos, donde hay que atravesar el nevero que, a estas alturas, aún ocupa una buena extensión. Pero a la hora que llegamos, la nieve ya estaba blanda, y se nos iban hundiendo los pies o resbalábamos medio metro a cada paso. Esto, unido al calor que estaba pasando por el esfuerzo y el reflejo del sol en la nieve, hizo que esta parte me resultara la más dura físicamente; cuando llegué al final del nevero, tuve que parar un buen rato a descansar y comer algo.
Tulu en el nevero, con el Besiberri S al fondo
Cuando nos pusimos en marcha, decidimos seguir por la roca. Hay una trepada de unos 50 o 60 metros que no llegará a III (llevábamos botas rígidas de invierno), y alcanzamos la cima. Con un vistazo, descubrimos decepcionados que no estamos en la cima del Besiberri, sino en la primera aguja de la cresta desde el norte. En cualquier caso, las vistas son espectaculares. Hacia el este, el sector NW del Parque Nacional de Aigües Tortes, Punta Alta, Comaloforno, la brecha Peyta, donde antiguamente estaba el refugio de Besiberri... Y hacia el oeste, el macizo del Aneto. Doy un par de vueltas buscando una salida, pero no lo veo claro porque vamos con los perritos y el destrepe se ve un poco peliagudo. De manera que damos media vuelta, y nos vamos por donde hemos venido.
El Besiberri N
Gracias a que la nieve está blanda, podemos bajar un buen trecho deslizando un poco  los pies en cada paso, y así dejamos atrás el nevero. Después nos desviamos del camino de subida para pasar por delante del refugio del Estanyet de Besiberri, una caja metálica con capacidad para unas 18 personas.
Para entonces, yo ya estaba reventado, deseando llegar al parking y terminar la actividad, pero aún quedaba casi la mitad del descenso. Seguimos bajando por la ladera que baja del refugio hasta el torrente que desagua del Estanyet. Afortunadamente, el tramo entre ambos lagos es prácticamente horizontal con pequeños repechos de bajada, y en unos minutos estamos bajando ya junto al Barranc. En 45 minutos más estamos en el parking de Conangles, reventados pero satisfechos por la actividad: es la primera ascensión de esta envergadura en bastante tiempo... 9 horas de actividad y unos 1300 metros de desnivel en subida y otro tanto en bajada. Me pareció bastante dura físicamente, pero también muy satisfactoria precisamente por eso, por el esfuerzo realizado y por el entorno en el que se desarrolla toda la ascensión. Sin duda, es una actividad muy recomendable, siempre y cuando estemos en buena forma física y acostumbrados a movernos por terrenos accidentados, salvajes, aéreos y sin caminos.
El Estany de Besiberri con la cresta de los Besiberris al fondo